LITERATURA INFANTIL EN QUECHUA Y AYMARA: UN APOYO A LA DIVERSIDAD LINGUÏSTICA Y CULTURAL DE BOLIVIA

Literatura Infantil y Juvenil. Serie Investigaciones No. 1. Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil (2010) 30 Noviembre, 2010

Isabel Mesa Gisbert

LITERATURA INFANTIL EN QUECHUA Y AYMARA:

UN APOYO A LA DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA

Y CULTURAL DE BOLIVIA

 

Isabel Mesa

 

En un país como Bolivia, diverso en sus idiomas, en sus culturas, en sus paisajes y en su gente, la literatura infantil y juvenil juega un rol protagónico. Si bien el uso oral de la lengua es importante para desarrollar las primeras destrezas en el aprendizaje de la lecto-escritura, la escritura tiene la ventaja de la permanencia en el tiempo y en el espacio. Es un instrumento que permite, a través de los cuentos, los mitos, las novelas y la poesía, la oportunidad de conocer al otro, a aquel que es diferente en su raza, en su religión, en sus costumbres, pero que comparte una misma historia, una misma nacionalidad y un mismo país.

Bajo ese concepto, la literatura infantil y juvenil boliviana tendría que estar al alcance de todos los niños del país, al igual que los textos escolares; sin embargo, la realidad de Bolivia es otra. La literatura para niños y jóvenes que produce el país es insignificante en relación con la que tienen otros países latinoamericanos y en relación, por supuesto, a la exigencia de nuestra población. El año 2008, se han  publicado 55 libros (dados a conocer públicamente por las editoriales) de los cuales 51 son en castellano y solamente 4 en lenguas originarias (aymara),[1] el año 2009, se han publicado 44 libros, uno en aymara. El año 2010, se publicaron 37 libros, uno en quechua. Si el panorama de publicar en español es reducido, la literatura infantil y juvenil en otros idiomas es prácticamente inexistente.

Dado que el 60% de la población de Bolivia es indígena, este tema es importante en nuestra educación. La propuesta de anteriores proyectos educativos, como la Reforma Educativa de 1994, y el nuevo proyecto de Ley de Educación que aún no termina de gestar el actual gobierno de Bolivia es la siguiente:

una educación trilingüe (lengua materna, castellano, lengua extranjera)… que tiene su fundamento en la experiencia plurilingüe de las distintas culturas que conforman el país y el mundo… que eduque en y con lenguas maternas… (pues) la enseñanza y el aprendizaje de la lengua materna tiene que dar valor a la lengua de cada cultura…” (La propuesta es) “utilizar tanto las tradiciones orales como la literatura escrita para fortalecer la identidad nacional  y, de ese modo, concretar la promoción real de nuestras culturas a nivel universal”[2].

Al cuestionarme por la existencia de un material para niños escrito en lengua materna, surge este trabajo que intenta dar un panorama de lo que es la literatura indígena andina tomando las características literarias del material en aymara y quechua que existe en Bolivia (etnias con mayor cantidad de población en la zona andina).

 

 1. Antecedentes

1.1. Los géneros literarios en la época precolombina

Según Luis Ramiro Beltrán, la cultura aymara tenía mitos y fábulas, aunque muy poco en poesía. Ésta estaba dedicada a las divinidades, a fenómenos de la naturaleza, al amor, a algunas analogías entre la mujer y las cosas de la naturaleza, y se refiere también a una poesía pastoril. En cambio, la literatura quechua conserva una mayor cantidad de géneros, sobre todo el lírico en el que acontecimientos cotidianos y relatos iban acompañados de música, poesía, teatro y danza. Muchas de estas obras llegaron a nuestros días gracias a la comunicación oral y a que iban acompañadas de música.

La zona andina fue conquistada por los incas (quechuas) en el siglo XV mostrando desde entonces una gran combinación de géneros literarios como el canto, los diálogos, la poesía y el teatro. Los sucesos históricos, según Garcilaso de la Vega, se contaban en forma de poesía o de canto. El mito, que explica los orígenes de la creación, era característico del periodo prehispánico. Entre las obras teatrales existen las históricas, que recuerdan la vida y hazañas de los reyes incas, y las que cuentan la vida cotidiana.

La comunicación escrita en base a un alfabeto literal no existe, pero sí otro tipo de expresión plasmada en tejidos, quipus e inclusive cerámica. En los textiles encontramos información sobre la flora y la fauna, motivos abstractos, seres míticos y deidades. También se incluye el tema de la muerte, se muestran elementos mágicos, pero sobre todo señalan la identidad cultural[3]. El quipu (cuerdas con nudos) permitía visualizar los números (conteo de ganado, granos, etc.), registrar los hechos históricos y la poesía sagrada. Otro tipo de comunicación ha sido plasmado en la piedra, la cerámica y en los keros (vasos de madera) que presentan escenas de la vida inca.

Garcilaso de la Vega (1605) escribe en sus “Comentarios Reales”: Yo me acuerdo haber oído esta fábula en mis niñeces, con otras muchas que me contaban mis parientes

QUECHUA[4]

ESPAÑOL

Zumac Ñusta,

Toralláyquim,

Puyñuy quita

Paquir cayan,

Hina mántara

Cunuñunun,

Illac pántac.

 

Camri Ñusta,

Unuy quita

Para munqui,

May ñimpiri

Chichi munqui,

Riti munqui.

 

Pacha rúrac,

Pachacamac,

Viracocha,

Cay hinápac

Churasunqui

Camasumqui.

Hermosa doncella,

Aquese tu hermano

El tu cantarillo

Lo está quebrantando,

Y de aquesta causa

Truena y relampaguea,

También caen rayos.

 

Tú real doncella

Tus muy lindas aguas

Nos darás lloviendo,

También a las veces

Granizar nos has

Nevarás asimesmo.

 

El Hacedor del Mundo

El Dios que le anima,

El gran Viracocha,

Para aqueste oficio

Ya te colocaron

Y te dieron alma.

 

 

1.2 Los documentos en aymara y quechua después de la conquista

Son más los textos que existen en quechua que en aymara, escritos por colonizadores cuyos temas principales son la gramática, los diccionarios y el  material religioso. Entre ellos se encuentra el Manuscrito Quechua de Huarochiri (1608) que se conserva entre un conjunto de otros documentos relacionados a la religión y a la organización de la sociedad precolombina del Perú.  Se elaboraron diccionarios como el de castellano-quechua de Diego Gonzalez Holguín (1608) y el de castellano-aymara de Ludovico Bertonio (1612); muchos libros sobre instrucción católica, algunos himnos religiosos y poesía lírica, estos últimos en quechua. Además, existen obras de teatro como aquella en la que se introduce a Manco Capac a la silla regia o las que relatan los triunfos y tragedias de algunos incas que están en quechua y castellano y que datan del siglo XVII[5].

A principios del siglo XIX, Vicente Pasos Kanki hizo una traducción de los evangelios en aymara (1826), pero es recién en el siglo XX donde aparecen los cantos y coplas en cancioneros populares que muestran las letras en castellano, quechua y aymara con una escritura bastante primaria. Las novelas y cuentos estaban escritos solamente en castellano, pero algunas veces aparecían trozos cortos en idiomas nativos. Hacia 1950 es cuando se comienzan las primeras recopilaciones de etnógrafos y lingüistas sobre las versiones en aymara de los cuentos del zorro[6].

 

1.3 Experiencias de Enseñanza Intercultural Bilingüe en el país

Es importante reconocer que el inicio del verdadero cambio en la educación boliviana comienza en 1931 con la fundación de Warisata por Elizardo Pérez, una escuela rural para indígenas que permanece abierta hasta 1941. La Revolución de 1952 crea la Comisión Nacional de Reforma Educacional y en 1955 se dicta el código de Educación que democratiza la educación determinando la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza primaria con mucho énfasis en el sistema escolar campesino que hasta ese momento había sido excluido de las escuelas. Tomando en cuenta que este era el inicio de un cambio nacional que busca la unificación del país, es lógico que el código de 1955 normara una educación en castellano y afirmara que sólo se podrían “usar los idiomas aborígenes como vehículo para la inmediata castellanización”[7].

Al surgir un nuevo concepto sobre la educación, hubo algunos intentos de educar en el idioma materno, pero es recién a partir de 1970 cuando aparecen los primero ensayos de darle forma bilingüe a la educación. Imposible nombrar a todas las instituciones que comienzan con una alfabetización bilingüe.

Después de casi 20 años de dictaduras militares, en 1982 retorna la democracia al país y con ella la conciencia de que Bolivia es un país de diversidad cultural con una amplia gama de lenguas. Entonces se crea el Servicio Nacional de Alfabetización y Educación Popular (SENALEP) que impulsa la oficialización del aymara, quechua y guaraní como lenguas nacionales. En 1984, por Decreto Supremo, se normalizan y oficializan los alfabetos aymara y quechua que se mantienen hasta hoy.

Entre 1982 y 1992 surgen nuevos proyectos de Educación Intercultural Bilingüe en Bolivia, cada uno con propuestas e intereses distintos. Es en 1992 que se organiza el Congreso Nacional de Educación que impulsa la idea de llevar a cabo la Reforma Educativa y poner en marcha la educación intercultural bilingüe a nivel nacional.

 

1.4 La Reforma Educativa de 1994

La Reforma Educativa de 1994 propone un gran proyecto a nivel nacional de respeto por las lenguas maternas más importantes en Bolivia: castellano, aymara, quechua y guaraní. Incluye en su currículum el aprendizaje inicial de la lectura y la escritura en la lengua materna, el aprendizaje oral del castellano como segunda lengua y el paso a la lectura y escritura en este idioma cuando los alumnos hayan consolidado sus competencias de lectura y escritura en su lengua materna, y luego el desarrollo del proceso educativo en ambas lenguas[8].

A diferencia de las experiencias anteriores, el componente clave de la Reforma Educativa fue el impulso a la literatura infantil en lenguas originarias y la elaboración de textos escolares y guías que fueron publicados en los cuatro idiomas oficiales: castellano, aymara, quechua y guaraní.

Tomando en cuenta el segundo acuerdo que Jomtien ha emprendido en la década de los noventa, “Alfabetización en lengua materna”, Bolivia ha puesto su esfuerzo a través de distintas experiencias. Para algunos especialistas, proyectos poco sostenibles porque no existe una industria editorial en lenguas nativas que garantice que el educando tenga una continuidad en el perfeccionamiento de su lectura y escritura. La ley 1565 de Reforma Educativa, que ha sido la que más impulso le ha dado a la literatura infantil en general, está a punto de ser derogada por un nuevo proyecto educativo. Una vez más, Bolivia tendrá un cambio en su educación, pero es posible que la enseñanza intercultural bilingüe continúe produciendo literatura en lenguas originarias. Sin embargo, es la difusión de esa literatura la que ayudará a conocer al otro y a preservar la lectura y escritura en las distintas lenguas.

 

2. Literatura infantil publicada en aymara y quechua

Hablar de literatura infantil aymara y quechua es hablar de algo reciente. La tradición oral andina nunca estuvo destinada a los niños y ésta se convierte en recopilaciones que fueron publicadas pensando en ellos recién en la segunda mitad del siglo XX. Los primeros pasos fueron dados por la educación intercultural bilingüe con la idea de alfabetizar a los niños y adultos con cuentos extraídos de la propia cultura alfabetizada que se publican como material de apoyo.

Bajo la premisa lógica de la preservación de una cultura, la escritura es la clave para la permanencia en el tiempo; sin embargo, la tradición oral aymara y quechua no se ha visto correspondida por el papel. Son muy pocos los libros de literatura infantil que esta investigación ha podido encontrar en aymara y quechua o bilingües. La cifra llega a 54, de los cuales 42 son libros de literatura infantil y 12 son cartillas de alfabetización publicados entre 1967 y 2010. Definitivamente la búsqueda puede haber omitido algunos ejemplares a los que la investigación no tuvo acceso, pero en todo caso estamos hablando de que en 43 años se ha publicado un promedio de algo más de un ejemplar por año. Dentro de estos 54 libros y cartillas hay un total de 259 cuentos de los cuales más de la mitad tienen una estructura original y el resto son versiones.

Más dramática aún es la posibilidad de acceso a estos ejemplares. Tomando en cuenta que Bolivia tiene una población total de 10.027.644 habitantes, de los cuales el 21.8% son aymaras y el 26.5% son quechuas (48.3%)[9], la búsqueda de literatura infantil en estas lenguas ha dado resultados desalentadores.

La ciudad de El Alto (827,239 habitantes), que es la de mayor población aymara del país, cuenta con 10 bibliotecas. La más grande e importante, que tiene 15.000 ejemplares, lo único que puede ofrecerle al niño aymara en literatura infantil son 20 cartillas de alfabetización que datan de los años 70[10].

En la ciudad de La Paz, la Biblioteca Municipal que es la más grande, cuenta con dos ejemplares de literatura infantil aymara que provienen del proyecto de Reforma Educativa de 1994. De las seis librerías más importantes de la ciudad, una tiene dos libros de reciente publicación y otra tiene seis de los libros de ILCA (2005). En el área quechua ocurre lo mismo en librerías y bibliotecas; sin resultados.

La mayoría de los libros para niños escritos en aymara o quechua son inaccesibles al público debido a que los ejemplares fueron distribuidos exclusivamente en los proyectos y no tuvieron una difusión mayor al área de alfabetización. Los libros publicados por la Reforma Educativa de 1994, algunos con un tiraje considerable de 20.000 ejemplares, se distribuyeron en las bibliotecas de aula. Lamentablemente, solo fueron privilegiadas las escuelas dentro del programa de cambio y el acceso a esos libros es imposible pues la distribución fue gratuita y la venta prohibida.

 

 

LIBROS

FOLLETOS

ALFABET.

CUENTOS EN LIBROS

ACCESIBIL.

INACCES.

Quechua-castell.

15

0

131

5

10

Aymara-castell.

23

12

85

14

9

    Quechua

aymara-castell

4

0

43

3

1

TOTAL

42

    12 (inacces)

259

22

20

Los 259 cuentos encontrados fueron tomados en cuenta con el fin de estudiar las características literarias de la narrativa andina. Este análisis se ha realizado en base a las fichas que utiliza Teresa Colomer en su libro “La formación del lector literario”, modificadas en algunos aspectos, pero que ofrecen los elementos para clasificar la literatura en cuanto a su género, temática, desenlace, protagonistas, mezcla de personajes, tipo de adversarios, escenario narrativo, marco temporal y narración[11].

La literatura infantil andina –cuando utilizo la palabra “andina”, ésta encierra los territorios de parte de Ecuador, Perú, Bolivia y norte de Chile–, es prácticamente de un género, el narrativo, y dentro de lo narrativo exclusivamente la fantasía de tradición oral en forma de cuento. La novela infantil o juvenil no existe, ni tampoco la poesía de la que se han conseguido dos libros bilingües. Uno en aymara-castellano, con el título de “Despertar-P´arjjtaña” de Elda Cárdenas (1982); y otro en quechua-castellano, con el título de “Alfabeto de Estrellas-Ch´askakunap Unanchaykunan” del conocido autor boliviano Oscar Alfaro (1982). En cuanto a adivinanzas, coplas y trabalenguas, se han encontrado dos libros. Uno está escrito solo en quechua y titula “Imasmarikuna qalluwatanakuna jawarikuna” (Adivinanzas, trabalenguas y cuentos en quechua, 2002) y el otro es una versión trilingüe (aymara-castellano-inglés) que titula “¿Qué sabes decir?” (2005). Incursionando en el teatro, vale la pena mencionar que solo uno de los cuentos, “La apuesta entre el zorro y el cóndor”, está escrito como guión de teatro en aymara

 

2.1 Características literarias de la narrativa andina: el cuento

Los cuentos de animales, parte del género literario de la fantasía tradicional que derivan de las fábulas, están presentes en gran parte de la literatura infantil andina. Animales que se convierten en personajes humanizados para describir la sociedad de los hombres ocupan el 63% del total de los cuentos. El otro 37% de las historias está distribuida en la recreación de mitos andinos (8%), cuentos de condenados, demonios y aparecidos (8%); historias con influencia de narrativa extranjera (fábulas y cuentos maravillosos,12%), cuentos actuales escritos en lenguas nativas por autores contemporáneos (4%) y  cuentos varios (5%)

 

2.1.1 Cuentos de animales

Es curioso constatar que un protagonista fundamental de las historias andinas es el zorro que participa en el 65% de los cuentos de animales. El zorro está presente en las crónicas de los siglos XVI y XVII como parte de la fauna andina en la especie científicamente conocida como Lycalopex culpaeus así que se lo puede considerar como un protagonista auténtico de la tradición oral.

A modo de descripción del zorro andino, el libro “Ritos y Tradiciones de Huarochiri” que fueron recogidas por Gerald Taylor y que data del siglo XVII,  hace un relato que explica el color negro de la cola en esta especie de zorro. El relato empieza con un diluvio en tiempos antiguos en el que los animales, que presienten lo que va a suceder, suben al cerro Huillcacoto para salvarse.

“Cuando llegó al cerro de Huillcacoto… el puma, el zorro, el huanaco, el cóndor, todos los animales sin excepción, ya lo habían ocupado. Tan pronto como llegó, el mar desbordó. Estaban allí, apretujados unos contra otros. Cuando todos los cerros ya estaban inundados, solo la puntita misma del cerro de Huillcacoto no fue cubierta por el agua. Entonces el agua mojó la cola del zorro que se ennegreció” (TAYLOR, 1987:77)

Guamán Poma de Ayala, en su “Primera Nueva Crónica y Buen Gobierno” del siglo XVI cuando describe la tierra americana también incluye al zorro entre otros protagonistas andinos:

“Que en esta tierra primero vivían serpientes (amaro); salvajes (sacha runa, uchuc ullco); tigres (otorongo); duendes (papi nuno); (poma) león; zorra (atoc); osos (ucumari); (luychoy) venados”. (GUAMÁN POMA, 1980:41)

Así mismo, el zorro está contemplado en las crónicas de Cobo, Francisco Eder, Garcilaso y otros.

Sin duda, el zorro es uno de los animales que más se ha utilizado como protagonista en la literatura universal[12]; sin embargo, en la zona andina pierde el estereotipo de astuto e inteligente con el que se lo recuerda. El cuento andino muestra un personaje embaucador, amigo de lo ajeno y flojo que al final de la historia muere o queda mal parado gracias, más bien, a la astucia de animales más pequeños, quienes se supone son cotidianamente sus víctimas.

En el libro de Huarochiri hay un relato en el que el dios Cuniraya Huiracocha se convierte en hombre, se enamora de Cahuillaca quien lo rechaza y huye de él; pero Cuniraya, persiste, va detrás de ella preguntando a varios animales si la han visto. Todos le van dando pistas, excepto el zorro que es el único que le dice que nunca alcanzará a su amada:

“…gracias a su astucia, se convirtió en pájaro y subió al árbol…entonces se encontró con un cóndor… enseguida se encontró con una zorrina… enseguida se encontró con un puma… enseguida se encontró con un zorro. El zorro le dijo que ella ya iba lejos y que no iba a alcanzarla. Entonces le dijo Cuniraya: Aunque andes a distancia, los hombres llenos de odio, te tratarán de zorro malvado y desgraciado: cuando te maten, te botarán a ti y tu piel como a algo sin valor”. (TAYLOR, 1987: 65).

El dios lanza una maldición sobre el zorro que bien podría ser la causa de por qué en los cuentos se lo muestra como un personaje indeseable y perdedor, pues a los otros animales los bendice. Alanes y Villanueva, en un análisis sobre cuentos orureños, sugieren más bien un problema de clase social en los cuentos de animales, en los que el cóndor es el que representa al indígena, mientras “La zorra, que representa a la gente mestiza, busca ascender social y económicamente. En su competencia constante con otros siempre pierde” (ALANES Y VILLANUEVA, 1998: 125)

En las historias que protagoniza el zorro están las de competencia con otros animales, de mayor o menor fuerza que él, a los que desafía continuamente para demostrar sus habilidades; sin embargo, siempre pierde. Están los relatos en los que intenta comerse a otro animal y sale burlado y, los que son mayoría, en los que el zorro conocido por embaucador es burlado por animales que le temen. Son muy pocos los cuentos en los que el zorro intenta comer a un animal y sale triunfante o en el que se enfrenta a sus mayores enemigos, puma, jaguar y tigre, burlándose de ellos. La creatividad contemporánea ha concebido cuentos en los que el zorro va al cine, juega fútbol, asiste a discotecas y vuela en avión; versiones actuales que por supuesto están alejadas de la tradición oral.

Además del zorro, los cuentos de animales tienen otros protagonistas no menos importantes: el cóndor, el oso jucumari, el puma, el jaguar y el tigre que son los animales más fuertes de la zona andina. El hábitat del jucumari, del jaguar y del tigre está más bien en los bordes aledaños a la zona andina. De esa manera, estos dos felinos son también protagonistas de cuentos de la amazonía, así como el zorro, que en otra especie distinta a la andina habita la zona del Chaco y se convierte en un importante personaje de los cuentos orientales[13]. (40)Es importante recalcar que el animal conocido como “tigre” se refiere al  jaguar amazónico o al gato andino que también es un felino depredador de las zonas altas. (41) Otro elemento interesante que autentifica a estos animales es su vinculación al mundo andino en imágenes que decoran la artesanía, los textiles y la arquitectura, tanto en la cultura Tiahuanaco (1000 A.C.)  como en la cultura Inca (S. XII-XVI). La única excepción es el jucumari que habiendo siendo una deidad precolombina no está representado en el arte.

Si bien las crónicas a las que se hace referencia certifican que estos protagonistas forman parte de la fauna americana andina antes de la llegada de los españoles, los personajes secundarios son sustituidos por animales que llegan a América con los conquistadores como la yegua, ovejas, chivos, carneros, gallinas, patos, vaca, etc. Estos personajes, en su papel de humanizarse para describir la sociedad humana, actúan siempre como adultos y en su mayoría pertenecen al género masculino. Son raras las historias donde se muestra a la perdiz, pata, gansa o gallina como madres de familia junto a sus crías. Algunos de los cuentos que mezclan personajes (animales y humanos) muestran al hombre vinculado a las tareas del campo. Se trata de un agricultor, granjero o campesino que interviene como víctima de animales feroces, como el puma y el jaguar, que lo amenazan con comérselo. El zorro sale en defensa del hombre para obtener alguna recompensa, pero al final es burlado por el campesino. En otras ocasiones, el agricultor descubre al cuy (conejillo de Indias) comiendo sus hortalizas y lo mete en una olla para cocinarlo, pero el cuy convence al zorro de cambiarle su lugar y a éste le cae el agua hervida encima.

Otro elemento que debe tomarse en cuenta es la manera reiterativa de comenzar estos cuentos haciendo referencia a que en tiempos remotos los animales podían hablar y convertirse en seres humanos. Al respecto, el libro de Huarochiri hace alusión a protagonistas que son capaces de convertirse de hombres en piedras o animales y de animales nuevamente en hombres:

Cuando Huatiacuri hubo terminado todas estas hazañas, Pariacaca (y sus hermanos) salieron de los cinco huevos (en forma de) cinco halcones. Estos se convirtieron en hombres y se pusieron a pasear”. (TAYLOR, 1987: 115).

Guamán Poma también tiene dos pasajes relacionados con la conversión de humanos en animales y viceversa:

Y se hicieron grandes capitanes y valerosos príncipes de puro uallente. Dicen que ellos se tornaban en la batalla leones y tigres y zorras y buitres, gavilanes y gatos de monte. Y así sus descendientes hasta hoy se llaman puma, otorongo, atoc, condor, anca (gavilán) usco (gato montés), y biento,, acapana (celajes), pajaro uayanay (papagayo), culebra, serpiente”. (GUAMÁN, 1980: 52).

“Ídolos y uacas de los Andesuyos sacrificaban los indios que estaban fuera de la montaña llamada Haua Anti, adoraban al tigre otorongo, dicen que le enseñó el inga, que el mismo se había tornado otorongo”. (GUAMÁN, 1980: 202).

Sobre esa base existen dos tipos de estructura en los cuentos, en los que ciertos animales se transforman en galanes para seducir y engañar a las muchachas con el fin de casarse con ellas. Son protagonistas de este tipo de cuentos el zorro, la vicuña, la boga del lago, la víbora, el sapo y el lagarto. El desenlace de estas historias muestra la desilusión de la muchacha al descubrir que su amado es solamente un animal de la región. Una variante importante de esta temática es la inclusión del rapto de las muchachas llevadas a nidos o cuevas de los animales-galanes de cuya relación nace un héroe, mitad animal y mitad humano, que salva a la madre. Los protagonistas de esta otra forma de cuentos son el cóndor, el mono y el oso jucumari. En ese contexto es muy importante el relato de Miguel Cabello de Valboa que nos da la certeza de que la versión del oso que rapta a una muchacha ya era conocida en el siglo XVI (1546), pues el contenido de la misma coincide con el cuento actual. En España existe una versión de este cuento, ahora bien, siendo la fecha del cronista tan temprana (1546) hay una posibilidad de que este cuento hubiera podido ir desde América hasta España.

El desenlace del cuento de Cabello de Valboa es trágico, más bien en los cuentos contemporáneos las versiones fueron tergiversadas y hasta aumentadas: el hijo es el héroe que salva a la madre y continúa su aventura personal:

“…Un obispo de estas nuestras Yndias me certificó que auia allado en la Provincia de Carangue (cerca de Quito) una Yndia preñada de un Oso, y la hizo tener en guarda, y pario un monstruo muerto. En la provincia de los Paltas en el Pueblo llamado Numbacola (termino de Loxa) arrebatado un Oso una moza (de 15 ó 16 años), y la llevo á unos asperos riscos donde tenia su cueua, y alli la hizo su dueña y dejo en cinta, y la pobre moza no podia (ni osaua) bajar de tan arriscado lugar, y tomo por ultimo remedio ajustarse con la voluntad, y modo de vivir de el Oso, y ansí se sustentaua de la carne que el bruto le traia y esta comia cruda como fiera silvestre, vino el tiempo de parir, y fue su parto una criatura muy semejante a racional, y solo desagrado á la barbara madre, un largo rabo que tenia semejante á el de su padre; y enfadada de aquella fealdad quando el Oso era ido á cazar, se lo corto como mejor pudo, y en breve murio aquella criatura, por la mucha sangre que le salio la mal avisada madre visto el daño que auia hecho temiendo la cruel venganza que en ella tomaria el Oso se hizo mas animosa de lo que asta alli auia sido, y trepando por entre las peñas se puso en parte donde pudo ver algunos Yndios, y dando boces fue oida, y socorrida, y con sogas la sacaron por la parte de arriba y al cabo el Oso la fue siguiendo por el rastro, y vino á ser muerto por mano de los Yndios” (CABELLO DE VALBOA, 1951: 211-212).

Así mismo, se debe tomar en cuenta la crónica de Pedro Cieza de León que comenta sobre una supuesta relación de hombres con monas, de las que nacen criaturas monstruosas que bien pudieron haber dado lugar a los cuentos andinos a los que se hace referencia.

“Bien adentro destas montañas y espesuras afirman que hay gente tan rústica que ni tienen casa ni ropa, antes andan como animales, matando con flechas aves y bestias las que pueden para comer, y que no tiene señores ni capitanes, salvo que por las cuevas y huecos de árboles se allegan unos en unas partes y otros en otras. En las más de las cuales dicen también (que yo no las he visto) que hay unas monas muy grandes que andan por los árboles, con las cuales, por tentación del demonio, éstos usan con ellas como mujeres y afirman que algunas parían monstruos que tenían cabezas y miembros deshonestos como hombres y las manos y pies como mona; son, según dicen, de pequeños cuerpos y de talle monstruoso y velloso” (CIEZA, 2000: 329-331).

Es importante anotar que la estructura de los cuentos que involucran rapto, no solamente se dan en el zona andina sino también en el oriente boliviano. Así lo demuestra el relato recogido por Erland Nordenskiöld que en sus historias de niños robados está la de La muchacha que fue secuestrada por jaguar.[14]

En estos tipos de cuento, la mezcla de personajes (animales y seres humanos) se realizan entre el animal seductor y las mujeres seducidas, que por lo general son pastoras que cuidan los rebaños de la familia o jovenzuelas que llegan a un pozo a buscar agua para cocinar. Son esos momentos los que aprovecha el galán para iniciar una relación que al principio comienza entre juegos y conversación. Por lo general, el galán convence a la joven para que lo reciba en la casa a escondidas de los padres donde sucede algo que desenmascara al seductor y lo deja convertido en un animal a la vista de la muchacha. En el caso del rapto la joven vive en el nido o la cueva del animal durante un tiempo hasta que es rescatada por el hijo o por otro animal.

Todos los cuentos, sin excepción, se desarrollan en un escenario de campo abierto, con ambientación andina en los cuentos aymaras (montañas nevadas, altiplano, lago, poca vegetación) y valluno en los cuentos quechuas (lagunas, granjas, sembradíos de hortalizas y frutas) donde los animales viven solos o en comunidad. Allí se distingue perfectamente al adversario que en su generalidad es el depredador mayor; en la mayoría de los casos el zorro y en otros el cóndor, el jaguar, el puma y el tigre.

En cuanto al humor, son solamente los cuentos protagonizados por el zorro los que presentan escenas de humor por todo lo que le pasa a este personaje. Llega a ser paradójico saber que un depredador pueda ser burlado por animales pequeños e inofensivos que usan la astucia para vencer a su enemigo. A la inversa, pasa lo mismo con el puma, el jaguar y el tigre, que siendo más feroces que el zorro llegan a ser burlados por éste. Sin embargo, los cuentos de seducción y rapto son más bien de tema serio. Los galanes terminan huyendo en forma de animales, las muchachas entristecen al ver que su pareja no es humana y en algunas ocasiones enloquecen o mueren. En el caso del rapto los desenlaces son de dos tipos: la muerte de la muchacha cuando el raptor se entera de la huída o el retorno al hogar.

 

2.1.2 Recreación de mitos

Entre la narrativa que no es parte de los cuentos de animales está la recreación de mitos andinos. Se ha encontrado un mito de creación con seis versiones sobre el zorro que visita el cielo llevado por el cóndor. Unas versiones dicen que va a escuchar misa y otras que a comer distintos frutos. El zorro no quiere volver a la tierra con el cóndor, así que luego construye una soga y mientras baja por ella insulta a un loro que molesto pica la cuerda y el zorro cae a tierra reventando y desparramando lo que ha comido:

“De su barriga saltaron las tripas y todas las semillas de árboles y frutas celestes. Y es desde entonces que hay en la tierra toda clase de árboles, plantas y frutas de varios olores y colores, de las cuales se alimentan los animales, el zorro y también nosotros, los habitantes de los Andes” (ERNALSTEEN, 1982: 62).

Existen dos mitos sobre cerros. Uno de ellos refleja la pelea de dos titanes andinos de la cordillera occidental de Bolivia que explica la inclinación del cerro Sajama cuando su base es carcomida por un grupo de topos que contrata su rival Sabaya. A su vez, Sabaya queda con la boca partida del hondazo que le lanza Sajama. Un tercer mito es sobre la comunidad indígena de los Urus y el por qué sus casas están orientadas hacia la salida del sol. También hay un par de leyendas que explican la aparición de la costura y de los colores en los aguayos.

 

2.1.3 Cuentos de terror

Los cuentos de terror de la zona andina hacen alusión a seres fantásticos que tienen relación con la muerte (condenados, demonios, fantasmas) y la existencia de mundos posibles fuera de la realidad (infierno, el más allá). En todos ellos las protagonistas son mujeres a quienes el demonio quiere llevarse al infierno y existe una extraña relación entre el gato negro y el demonio. En ocasiones, el gato es amigo y cómplice del demonio para llevarse a las mujeres, en otras historias finge ser su amigo para con su astucia ayudar a su dueño. En todos los casos los seres fantásticos, que son los adversarios de la historia, tienen un desenlace fatal dejando libre a la persona que pretenden poseer. Se ha encontrado al final de estos cuentos frases que son adversas en relación al gato negro: “Los abuelos siempre suelen decir: es necesario tener un gato negro en casa”[15] o “dicen que las personas nunca debemos criar gatos negros porque siempre defienden a los demonios”[16].

Las protagonistas de estas historias de miedo son mujeres que viven en el campo, y, una vez más, el cuento se desarrolla en escenarios abiertos. Si bien existe una vivienda, la mujer está sentada en el patio junto a sus animales.

 

2.1.4 Cuentos con influencia extranjera

En la variedad de cuentos que se han recopilado de la zona andina se nota claramente la influencia de literatura extranjera, sincretismo lógico entre dos culturas que convivieron durante tres siglos. Las fuentes de estos cuentos provienen en primer lugar de las fábulas. Tomamos las que se encuentran en Esopo para hacer las comparaciones. La historia de “La cigarra y la hormiga” se ve plasmada en el cuento “El pájaro gorjeador y el ratón”, la fábula de “El perro, el gallo y la zorra” de Esopo  se repite con la misma estructura. La famosa apuesta de “La liebre y la tortuga” tan solo cambia de protagonistas en “El zorro y el quirquincho”, y “El zorro y el buitre” que no quieren compartir su presa tiene el mismo contenido literario de “La zorra, el oso y el león” de Esopo. Varios de los cuentos andinos tienen entre medio la escena que está en “La zorra y la sombra de la luna” que muestra a la zorra tomando el agua de la laguna para vaciarla y así poder atrapar a algún animal que nada en ella o para comerse el reflejo de la luna que parece un queso. “El asno pícaro” es la misma fábula que en se llama “El asno que llevaba sal” . “El ciervo y el zorro” es la misma historia de “La zorra y el chivo en el pozo” y “El gato y los ratones” se repite con el mismo nombre. Otras fábulas que son de influencia extranjera son la de “El mono y las ratonas” que está sacada de “Un pleito” de Rubén Darío, y “El tigre y el grillo” tomada de las Fáblas medievales de Marie de France.

Una segunda fuente de inspiración en algunos cuentos andinos son los cuentos maravillosos. Hay varios que involucran animales de la granja que toman el modelo de “Los músicos de Bremen”. “Juanito y el comerciante” tiene el principio de la obra “El sastrecillo valiente”, “Del zorro y la mujer” repite la historia de “Los siete cabritos y el lobo”, y “Los tres azadones” está tomada del cuento popular “El leñador honrado”. También hay tres cuentos que han sido recontados por autores anglosajones como “Las cabritas” en “Threee Billy Goats Gruff”, “El zorro y la ratona” en “Wolf overeats in the cellar” y “Una gallina y sus pollitos” en “The Sky is falling” recontado por Paul Galdone.

 

2.1.5 Cuentos contemporáneos

Si bien esta última selección no tiene relación con la tradición oral, es importante nombrar a algunos autores contemporáneos que tienen cuentos de creación propia publicados en castellano y lenguas nativas. Es el caso de Velia Calvimontes que escribe dos cuentos para niños traducidos al quechua “En la piel morena de Babirusa” y “Wallunka”. Rosalba Guzmán, Paola Márquez y William Meneses tiene cada uno un cuento en un libro traducido al quechua y publicado por el Ministerio de Educación (2005) que se llama “Cuentos algo extraños”, y Burkhard Sievers tiene una historia corta sobre abuelos y asilo en castellano, aymara y quechua que no tiene fecha de publicación. Publicados en este año, están también los cuentos traducidos al quechua de autores cochabambinos como Caero, Novillo, Jofre y Soria Galvarro. Lo importante en estos casos es la creación de obras en castellano que se traducen en lenguas nativas para que los niños puedan contar con un material contemporáneo que ayude a la conservación de su lengua.

 

2.1.6 Lenguaje y narración

En cuanto al lenguaje de los cuentos andinos, éste tiene una característica especial que a la hora de plasmarse en el papel se ha respetado solo en algunos casos. La traducción literal del aymara al español hace que el idioma nativo sea reiterativo y exagerado en algunas frases. En el cuento de “El ave jamach´i y la ratona achaku” contado por Elvira Espejo en su libro “Les voy a narrar” se lee lo siguiente ya traducido al español:

Voy a contar de la Jamach´i y de la Achaku.

La Achaku le había chismeado a la jamach´i, dice. Pues, así le había dicho, dice, la Achaku:

–Prestame comida, prestame comida– va a decir nomás– había dicho, dice.

En este inicio se hace hincapié en el verbo decir, como para que quede claro que lo que se relata es cierto. Según algunos especialistas, cuando los aymaras relatan algo tratan de que lo ficticio pase al plano de la realidad. Por otro lado, el uso excesivo del verbo decir se ha convertido en una muletilla característica de estos cuentos[17].

Otra característica que es imposible pasar por alto es el uso de la onomatopeya que es muy frecuente en los cuentos andinos. Algunas publicaciones omiten los sonidos onomatopéyicos, pero la mayoría los conservan haciendo que las historias se narren de manera más simpática a los oyentes.

“…en ese momento el sapo cayó de la ventana sonando ¡tajj!... y en el mismo momento el novio cayó muerto al suelo” (HUANCA, La mujer sapo y el joven,1996: 18).

“De pronto se levanta de la cama y baja a bañarse haciendo sonar: qhull, qhull, qhull…”; todas las noches ocurre esto, abuela” , “De pronto sonó intensamente: ch´ix, ch´ix, ch´íx…(el pez dentro de la fuente de yerbas)” (HUANCA, El pez y la joven,1996:31-33).

 “Vas a sacar a tus hijos recién cuando termine de cantar. Ssss, ssss, los zorritos se estaban quemando como carne asada” (CENDA, 2º Libro, La perdiz, 1996:17).

 “Después, pun, pun, pun, pasó la cabra más vieja” (CENDA, 2º Libro, Las cabritas,1996:28).

El tipo de narración que presentan los cuentos andinos es tradicional. Como explica Teresa Colomer, se trata de un narrador omnisciente:

“…alguien que sabe una historia y se sienta a contarla… la antigua forma de transmisión oral de la literatura (en la que) el lector puede sumergirse tranquilamente en la historia como si ésta hubiera pasado de verdad, con la confianza de que quien la cuenta sabe todo lo que se necesita saber sobre ella” (COLOMER, 2005:64).

El narrador de estos cuentos se focaliza en el protagonista de la historia y narra los acontecimientos de manera lineal utilizando una voz ulterior, es decir, que relata cosas que han ocurrido antes de la narración.

 

2.1.7 Los cuentos y su relación con la tradición oral

Es importante cuestionarse si los cuentos que se han publicado en lenguas nativas tienen relación con la tradición oral. ¿Cuántos de estos cuentos son de creación propia y cuánto es recopilación? Con excepción de los cuentos contemporáneos de autores que han elaborado creaciones propias, la relación entre la mayoría de los cuentos andinos que han sido publicados en lenguas nativas y la tradición oral es estrecha. Las crónicas hacen referencia a algunos de estos cuentos y sus protagonistas están presentes en las mismas, lo que indica una autenticidad de algunos de sus elementos de hasta cuatrocientos años de antigüedad en algunos casos como el de “El oso Jucumari”. Delina Aníbarro de Halushka tiene un estudio sobre la tradición oral en Bolivia (1976) en el que hace una recopilaci&oacu