LA LITERATURA DE ISABEL MESA

Centro Simón I. Patiño de Santa Cruz 20 Septiembre, 2008

  1. ¿Siempre vivió en Bolivia? ¿Por qué?

Sí, siempre viví en Bolivia. Mis padres son bolivianos y siempre trabajaron por el país. Nos enseñaron a querer a este país y por eso tres de cuatro hermanos permanecimos en Bolivia. Me casé con un boliviano que también trabaja y cree en este país. Mis cuatro hijos son bolivianos y ya tengo toda una vida hecha en Bolivia que no cambiaría por nada.

  1. ¿Recuerda qué la motivaba a leer de niña?

Mis padres tenían una biblioteca impresionante. Como historiadores del arte, arquitectos e historiadores no faltaban libros en casa, incluso antes que otras cosas esenciales. Cuando era niña la televisión en Bolivia comenzaba a las siete de la noche y solo había un canal, así que mi hermana Teresa y yo nos entreteníamos leyendo obras de teatro de escritores famosos como García Lorca y las actuábamos entre las dos repartiéndonos personajes. Se me viene a la mente una que nos gustaba mucho “La zapatera prodigiosa”. También escogíamos el libro de algún pintor famoso y nos hacíamos preguntas ante alguno de sus cuadros como ¿dónde ves un pájaro con un pico negro? o ¿Dónde hay una mujer con vestido naranja? De esa manera recorrimos los cuadros de El Bosco, Durero, Velásquez, El Greco, etc. De adolescentes leíamos en voz alta algunas obras clásicas. Cada una leía un capítulo. Entre esas lecturas recuerdo a “Piel de Zapa” de Honoré de Balzac. Reconozco que siempre fui una fanática de los cuentos de hadas, así que hasta muy mayor me había devorado a Perrault, los hermanos Grimm, Andersen, Lang y otros. Puedo decir que estar rodeada de libros fue una motivación importante, pero sobre todo reconozco que estaba rodeada de grandes lectores. Mis padres eran lectores voraces al igual que mi hermano Carlos y supongo que ese ejemplo hizo de mi una gran lectora.

  1. ¿A qué cosas le temía de niña? Y ahora, ¿a qué cosas le teme?

De niña le tenía miedo a la oscuridad. Uno de mis cuentos, “El cuarto oscuro”, es una vivencia  de mis temores infantiles. Hoy, tengo mucho miedo de perder a mis padres. ¡Una vida entera con ellos!! No soporto pensar que un día no estarán conmigo.

  1. ¿Tiene presente algún juego de la infancia? ¿Cuál?

¡Muchos! Me pasé la infancia jugando. Tuve el privilegio de vivir en una casa que estaba unida a la de varios primos y yo era la mayor, así que éramos muchos en nuestros juegos. Jugábamos fútbol (tiros al arco por puntos), hacíamos teatro de títeres (confeccionados por nosotros mismos). Jugábamos con bicicleta, con carritos de rodamientos, muchas veces yo hacía de profesora y ellos de alumnos, nos disfrazábamos y jugamos a ser superhéroes (Batman y Robin). Además, era una fanática coleccionista de estampillas, cajetillas de cigarrillos, monedas de todas partes del mundo, botellas de perfume y miles de cosas más. Me faltaba tiempo para hacer todo lo que me proponía.

  1. ¿Tiene alguna anécdota vinculada a la asimilación de ese mundo originario que describe en sus primeros libros?

Tengo muchas anécdotas, casi todas vinculadas a la zona andina. Entre mis 12 y mis 20 años, mi padre vivió en el Perú. Sobre todo en la ciudad del Cuzco. Con mi madre íbamos a visitarlo todas las vacaciones que teníamos en el colegio, durante ocho largos años. Cuzco siempre ha sido una ciudad interesante, pero poco atractiva para una adolescente. Tenía unos cuatro cines, una discoteca y lo demás eran iglesias coloniales, ruinas incaicas, ruinas y más ruinas. ¡No había casi nada para hacer! Eso desde la perspectiva de una jovenzuela desesperada de tener amigas y amigos, fiestas, salir a una discoteca, hablar por teléfono, etc. Jamás hubiera imaginado que veinte años después el tema de una de mis novelas de mayor éxito (“La Turquesa y el Sol”) habría nacido en esa ciudad. Nunca imaginé que todo lo que viví allá se volcaría en este libro.

  1. ¿Qué autores influyeron en su formación literaria?

Sin duda los autores de novelas históricas y clásicas como Walter Scott con “Ivanhoe”, de autor anónimo “El cantar de los Nibelungos”, Mika Waltari con “Sinuhé el Egipcio”, Saint Exupery con “El Principito”, Arturo Pérez Reverte con “El capitán Alatriste”, Julio Verne con casi todas sus novelas y Sir Arthur Conan Doyle con “Las aventuras de Sherlock Colmes”. No debo olvidar a los autores de cuentos de hadas cuya magia hizo volar mi imaginación sobre la espesura de los bosques, dentro de los fríos castillos, envuelta en el resplandor de las hadas y surcando la oscuridad de la crueldad de las brujas.

  1. ¿Cómo fue su acercamiento a la literatura infantil?

En 1982 entré a trabajar en el colegio Calvert de La Paz (Cooperative American School) como maestra suplente. Allí conocí a Gloria Hall, encargada de la biblioteca de primaria. Entonces me ofrecí de voluntaria en la biblioteca porque me parecía un trabajo muy divertido. Durante los diez años que estuve en ese colegio aprendí de Gloria a escoger los mejores libros para leerles a los niños, conocí a grandes autores de la literatura americana e inglesa como Eric Carle, Peggy Parish, Eleanor Coerr, Dr. Seuss… observaba cómo se decora una biblioteca de acuerdo a temas literarios, asistí a desfiles de personajes, etc. Por otro lado aprendí a manejar una biblioteca: codificar libros bajo el sistema Dewey, hacer pedidos, desechar libros obsoletos, etc. De esa experiencia maravillosa nació mi relación con la literatura infantil y empecé a amarla intensamente.

  1. ¿Quién determina el valor de un texto, el editor o el lector? ¿Por qué?

Sin duda, el lector. Un libro puede morir rápidamente si no ha tenido lectores que lo recuerden por su valor literario.

  1. En una entrevista afirmó que los escritores bolivianos deben mejorar el tipo de literatura que están produciendo mirando los estilos y temáticas de escritores de otros países. ¿Hacia dónde dirigiría su mirada?, ¿qué características provechosas reconoce en ellos para la literatura nacional?

Cuando me refiero a la literatura nacional, siempre lo hago en relación a la literatura infantil y juvenil que es mi campo. Cuando afirmé que los escritores bolivianos deben mejorar el tipo de literatura que producen,  sobre todo tiene que ver con la actualización de la literatura infantil. Soy una convencida de que los niñ@s y jóvenes de hoy no están dispuestos a seguir leyendo la literatura de hace 30 ó 40 años atrás, porque esa literatura tiene características que ya no gustan: descripciones largas, mucho detalle, lentitud en su desarrollo, temas que ya no están vigentes. Mirar hacia otros países implica leer lo que se hace hoy en el mundo. A Bolivia llegan pocos libros de literatura infantil del extranjero. Por ejemplo, aquí no se conoce ni se produce lo que es un libro álbum (forma de literatura infantil a través de la imagen); pero también son pocos los escritores que leen lo de afuera, que han dado el salto y que se han puesto en los zapatos de los niños y jóvenes del siglo XXI.

En cuanto hacia dónde dirigía mi mirada, pues hacia muchos sitios. En estos diez años como escritora he conocido la obra de autores argentinos, cubanos, brasileños, peruanos, colombianos, españoles, alemanes, ingleses y demás. Leo lo que está de moda en otros países y lo que opinan los chicos sobre esa literatura. Creo que siempre se aprende de los demás y yo he aprendido muchísimo de escritores del mundo. Eso no quiere decir que uno deba copiar, al contrario, creo que cada autor tiene su toque original y se destaca por su estilo y por sus características propias. Mis obras nunca dejaron de ser bolivianas y todas tienen desafíos actuales para los lectores.

Si hay algo de provechoso en los escritores nacionales es la diversidad de temas que tiene nuestro país y que todos han sabido descubrir, protagonistas que son parte de nuestra realidad boliviana, mitos de pueblos originarios que son increíbles; pero todavía hace falta trabajar en la actualización. Me encanta, por ejemplo, la originalidad y creatividad de Rosalba Guzmán que, usando los bloqueos, huelgas y “otras formas” de democracia boliviana ha escrito dos libros maravillosos, con una literatura actual, que muestran a los niños lo que es una verdadera democracia que destaca el trabajo en equipo y la aceptación del otro. Me refiero a “La revobulliprotesta” y “El planeta multilenguado”.

  1. Siendo que existen muchos vínculos temáticos y de estilo entre los países latinoamericanos, ¿qué cree que impide relaciones más estrechas en la distribución y el consumo editorial?

El problema más grave es el precio de los libros extranjeros en Bolivia. Su costo es tan elevado que no son accesibles para los lectores. Incluso los libros que se realizan en series infantiles como Alfaguara, Barco de Vapor y Torre de Papel, que se supone que se venden por grandes cantidades, llegan al país con precios muy altos.

  1. ¿Qué características reconoce en la literatura infantil y juvenil latinoamericana? Y la nacional, ¿por qué se distingue?

Como en todo lado no podemos generalizar, pero hablo de lo mejor de la literatura latinoamericana:

Algunas características de la literatura infantil y juvenil latinoamericana:

  • Gran cantidad de autores
  • Estímulo permanente a la escritura de literatura infantil
  • Protección de las editoriales nacionales a los autores nacionales
  • Temas actuales a nivel mundial: conflictos internacionales (consecuencias de las guerras en los niños, construcción de la democracia), tercera edad (asilos, visitas a los abuelos, enfermedad), lucha contra la discriminación (racial, de género, de religión), problema de emigrantes (hacia y desde un país), etc.
  • Literatura que no subestima a sus lectores (en cuanto a ilustraciones, lenguaje, conceptos, etc.)
  • El texto literario ya no es el único recurso: (distintos tipos de ilustraciones, libros álbum y novela gráfica, inserción de cómic en textos literarios, etc.
  • Búsqueda de novedades en cuanto a la escritura: entrar a la lectura por distintos capítulos, usar varios narradores, tener dos o tres finales distintos, abrir la lectura a la participación activa del lector, etc.

Algunas características de la literatura infantil y juvenil boliviana:

  • Es una literatura exclusivamente nacional: (en sus protagonistas, en su lenguaje, en su paisaje, en sus temas).
  • Por lo general, subestima al niño y al joven: usa lenguaje demasiado simple y con abuso de diminutivos.
  • Destaca y da a conocer gran cantidad de leyendas y fábulas de distintas partes del país.
  • Promueve la diversidad cultural de los pueblos indígenas de Bolivia.
  • El cuento es el género más utilizado, en segundo lugar la poesía, pero hay muy poca novela.
  • Hay un gran vacío en la literatura destinada a los jóvenes.
  • La temática no es actual, más bien es tradicional. Seguimos con los cuentos de animales, de protagonistas pobres o huérfanos, la escuela, la granja, el campo y demás.
  1. Desde su experiencia como escritora, editora y docente: ¿qué conflictos debe afrontar en el país: un escritor para publicar, un editor para distribuir y un docente para acceder al material?

Creo que ahora hay un poco más de incentivo para los escritores. Creo que para publicar, un escritor debe apuntar a los concursos nacionales e internacionales que existen. Sin ir más lejos, Editorial Santillana ha convocado este año a dos concursos, uno de literatura infantil y otro de juvenil. En el exterior hay muchos concursos para los países hispanos: Barco de Vapor, Norma Fundalectura, Mercosur y muchos otros. Por otro lado, se pueden enviar los escritos a editoriales interesadas en la literatura infantil boliviana como Santillana, Norma, Gente Común, La Hoguera, Grupo Kipus, El País. En estas dos últimas ferias del libro (Santa Cruz y La Paz), las editoriales han dado un gran giro en su atención hacia la literatura para jóvenes y  niños. Como en ningún otro año, este año se han publicado varios libros de autores bolivianos destinados a los niños.

El editor debe dar a conocer su material y creo que el mejor medio son los maestros. Las editoriales deberían hacer encuentros frecuentes con los maestros dando a conocer a sus autores y comentando alguna reseña sobre sus obras. Los maestros están deseosos de conocer lo nuevo para cambiar las lecturas del aula. Mi crítica hacia la distribución es que ésta debe tratar de hacerse a nivel nacional. Los libros de infantil y juvenil solamente se venden en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, pero ningún autor llega a Cobija, Sucre, Oruro, Tarija o Trinidad.

En cuanto a los docentes, por lo general las editoriales visitan a los colegios y los docentes deben aprovechar estas visitas. Otra buena fuente para enterarse sobre las novedades son las Ferias de Libros, y, muy pronto, los docentes tendrán acceso a la página web de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil que estará al aire en el mes de octubre con información precisa sobre literatura infantil y juvenil boliviana. Es importante que los docenten conozcan el material que ofrecen las editoriales, que lo lean y lo presenten a sus alumnos para apreciar las reacciones de los niños ante su lectura. No es lo mismo la opinión de un adulto sobre una obra que la de un niño.

  1. A la hora de escribir para niños, ¿qué elementos tiene en cuenta?

Creo que son varios factores los que tomo en cuenta. El más importante es el tema que tiene que ver con los intereses de los chicos. Otro factor es la edad. No es lo mismo escribir un libro para un niño de 7 años que para uno de 12. Lo demás se resumiría en la agilidad de la historia, el tipo de protagonistas, el toque de humor y la magia.

  1. ¿La literatura infantil requiere un lenguaje especial? / ¿cuál? / ¿por qué?

Más que un lenguaje especial requiere de dos elementos básicos: primero, no subestimar al niño y hablarle de una manera natural, y segundo, no usar un lenguaje rimbombante lleno de palabras rebuscadas y poéticas donde el lector pierda el hilo de la trama. Evitar el detalle minucioso y las descripciones largas y meticulosas.

Esas son mis recomendaciones, porque el niño es capaz de comprender un texto sin la necesidad de usar diminutivos ni de crear historias insulsas que no tienen sentido. Por otro lado, el niño de hoy está acostumbrado al inmediatismo y compara la lectura de un libro con lo que puede ofrecerle la televisión, el cine o un videojuego; así que la trama debe satisfacer sus intereses y debe ser muy ágil. Para eso es necesario acudir a desafíos interesantes en el texto como el uso de varios narradores, la lectura de capítulos pares e impares, la participación activa del lector a través de sus propios dibujos, finales o creación de sus propias historietas. El uso frecuente de diálogos también es muy importante porque ayuda a agilizar la trama.

  1. ¿Qué criterios utiliza como editora y como docente a la hora de elegir un autor para publicar y un título para la biblioteca infantil?

Como editora busco lo mejor de un autor. Si es que este tiene obras conocidas y consagradas propongo su publicación porque ya sé que han tenido éxito entre los niños. Así en “La magia de la lectura” (Ed. Santillana) publicamos obras de García Lorca, de Nicolás Guillén, de Rubén Dario, Charles Perrault, Amado Nervo y muchos otros autores internacionales de peso. En cuanto a lo nacional siempre busco la originalidad y creatividad en una obra, que se ágil y acorde a lo que espera el niño de hoy. En la colección que dirijo en Gente Común he recomendado la publicación de obras ágiles y muy actuales con la característica particular de incluir autores de toda Bolivia. Así, esta colección ha tenido muchísimo éxito con autoras como Rosalba Guzmán, Gaby Vallejo, Rosa Fernández, Verónica Linares, Gigia Talarico, Bijú Suárez y Angélica Guzmán. Debo leer mucho antes de elegir, pero el otro secreto es presentarlo a los niños a manera de aprobación. Ellos son mejores jueces que nosotros en cuanto a literatura se refiere. Un libro les gusta o no les gusta, así de simple.

En cuanto a la biblioteca infantil, leo muchísimo antes de recomendar un libro. En literatura infantil sucede lo mismo que en la literatura de adultos. Hay libros muy buenos, otros regulares y bastantes que son malos y poco recomendables.

  1. En los últimos años se han publicado una cantidad considerable de libros de literatura infantil que traen adjuntos un cuadernillo o ficha de trabajo, lo cual parece ser un “esfuerzo” editorial por llevar la literatura a clases. ¿No cree que el hecho de abordar a la literatura en el aula desde una perspectiva pedagógica puede ser contraproducente para fomentar la lectura placentera? ¿Por qué?

Creo que esto se debe a que muchos maestros exigen estos cuadernillos de trabajo. A mí me parece atroz que un libro de literatura infantil tenga cuestionarios, un antes y después de la lectura, etc. La literatura se la lee por placer, porque uno quiere leerla, pero nunca por obligación. Es lo mismo que si después de leer una novela me pidieran hacer el resumen de la misma, entonces sí que no quisiera leerla. Otra cosa es que el profesor trabaje un análisis literario en clase con los alumnos que puede hacerlo de una manera muy divertida, pero yo estoy en contra de las fichas de trabajo que se adjuntan a los libros. Creo que le quitan su verdadero valor a la literatura que se basta por sí misma para lograr su fin.

  1. ¿Ha colaborado en algún proyecto de fomento de la lectura? En tal caso, ¿podría comentar la experiencia y los resultados?

Nunca he colaborado con un proyecto de fomento a la lectura porque he estado dedicada a tiempo completo a la docencia y a la literatura infantil.

 

  1. ¿Qué lugar debería ocupar la tradición oral en los procesos de fomento de la lectura?

La tradición oral es importante porque estamos hablando de las raíces de un pueblo, de sus orígenes. Creo que es allí donde comienza la verdadera literatura. Así como pasó en Europa con Perrault y los hermanos Grimm quienes acudieron a la tradición oral de sus países para crear sus cuentos. El único problema que percibo en la tradición oral es su fiabilidad, pues al pasar la historia de generación en generación, sin un documento escrito, ésta adopta una serie de variaciones e influencias externas que evita la fiabilidad del relato.

19. ¿Recuerda alguna campaña de lectura realizada en el país? ¿Por qué?

Recuerdo muchas campañas de alfabetización, pero no de lectura. Creo que el departamento con mayor experiencia al respecto es Cochabamba. El IBby y el Taller de Experiencias Pedagógicas de esa ciudad han realizado campañas maravillosas de lectura. Incluso el Taller ha recibido hace unos años atrás un importante premio internacional por el desarrollo de un proyecto maravilloso denominado Biblioteca Turuchapitas, liderizado por la escritora Gaby Vallejo. En La Paz, recuerdo también la idea de “El bibliobus”, un bus cargado de libros que iba a los distintos barrios ofreciendo distintos tipos de lectura.

  1. Usted manifestó que decir “en Bolivia no se lee” es una muletilla y que el bajo nivel de lectura es en verdad un problema mundial. ¿Piensa que connota lo mismo “en Bolivia no se lee” que “en México no se lee”?

Creo que decir “en Bolivia no se lee” es una exageración. Todos los países viven ese drama y los interesados en la lectura y la literatura están en campañas permanentes para animar a la gente a leer. La pregunta es ¿qué se entiende por “leer”? ¿Se entiende la lectura solamente de literatura?. ¿Eso quiere decir que la persona que lee una revista sobre autos no lee? ¿Los estudiantes de derecho no leen los códigos? ¿Los médicos no se pasan la vida leyendo para actualizarse? ¿Y los maestros no están leyendo todo el tiempo? Entonces ¿cómo podemos decir que en Bolivia no se lee?  Que se debería leer más, de acuerdo; que los niños dedican un mayor tiempo a la televisión y a la computadora, de acuerdo; pero creo que nuestro problema es el mismo que el de cualquier otro país latino, tomando en cuenta la proporción de población. Otra cosa distinta es el analfabetismo en Bolivia, que comparado con otros países es realmente un problema que hay que resolver.

  1. En el texto “La Turquesa y el Sol” hay un personaje, el escribidor, que hace el papel de legitimador del relato, de origen español. ¿Considera que hoy sigue siendo así, que la cultura moderna –eurocéntrica- continúa legitimando los productos culturales de Bolivia? ¿Por qué?

El escribidor de “La Turquesa y el Sol” es un elemento necesario de la narración para que se dé un diálogo entre la narradora inca (que es la mamacona que relata la historia) y el lector. Ambos son personajes históricos y sin la presencia del escribidor no habría una interacción entre ambos personajes y no se podría obtener la información necesaria de los relatos de la mamacona. No es una legitimador, pues la historia incaica es legítima por sí misma a partir de las ruinas, de los quipus, de las crónicas, de la cerámica, de los enterramientos, etc. Por otro lado, en la novela está Cusi, un personaje boliviano que viene del oriente y que participa de una historia común.

La cultura moderna eurocéntrica no pasa de ser algo referencial y no tiene que legitimar lo que es legítimo por sí mismo.

  1. ¿Considera que hay literatura (infantil-juvenil) actual que promueve la diversidad cultural y lingüística de Bolivia? En tal caso, ¿puede mencionar alguna/s obra/s y por qué cumple/n bien esa tarea?

Creo que la literatura infantil y juvenil boliviana promueve muchísimo la diversidad cultural porque se ocupa de todas las culturas, quizás hace falta una mayor inclusión del elemento occidental. Me refiero a que una gran mayoría de las obras habla de protagonistas indígenas, es sintomática la omisión de protagonistas no indígenas.

Algunas obras importantes al respecto:

  • Colección de mitos de siete pueblos indígenas (Editorial Nicobis) de la autora Liliana De la Quintana y El espejo de los sueños (Alfaguara) de mi autoría. Ambos libros rescatan las creencias religiosas de pueblos originarios como los aymara, quechua, guaraní, tsimane, weenhayek, charca (desaparecido), chipaya, etc.
  • La bruja de los cuentos de Rosalba Guzmán, La portada mágica (Alfaguara) de mi autoría, Juvenal Nina de Gaby Vallejo son tres novelas que relatan un viaje, las tres con protagonistas niños que se encuentran con seres de leyenda. En el primer caso, la viudita de las leyendas cruceñas, el Huasa Mallku andino; en el segundo caso los ángeles de Calamarca y los samiri del lago Poopo, en el tercer caso varios dioses andinos.
  • El cántaro del angelito (Gente Común) de Yolanda Bedregal es un libro de poesías para niños con una variedad de poemas para niños que muestra la riqueza de paisajes de Bolivia, las distintas frutas, los distintos protagonistas niños, la fauna y la flora bolivianos.
  • Ururi y los sin chapa (La Hoguera) de Gladys Dávalos es una sensacional novela sobre los niños de la calle que muestra la vida de los niños lustrabotas y los que cuidan autos dando a conocer otro tipo de diversidad.
  • Desde el Chaco (La Hoguera) de Xavier Gómez es un libro de cuentos que narran la vida de pequeños pueblos de la zona del Chaco y las costumbres y forma de vida de su gente.
  • El grano verde (Los Amigos del libro) de Stefan Gurtneres una extraordinaria novela que muestra el problema de la migración del campo a las ciudades, específicamente de los niños del Altiplano hacia la ciudad de El Alto.

En cuanto a la diversidad lingüística de Bolivia, tengo un trabajo que presenté en el 2º Foro de Lectura convocado por el Centro Simón I. Patiño de la ciudad de Santa Cruz que se llama Literatura infantil y juvenil desde las experiencias de enseñanza intercultural bilingüe” en el que muestro una variedad de libros en otros idiomas fuera del castellano o con traducciones incluidas. Me refiero a las experiencias de CENDA, CETHA, THOA, ILCA, Reforma Educativa, Asamblea del Pueblo Guaraní, etc.

  1. “La turquesa y el sol” fue criticada en el Diario El Deber por el rol del chiriguano desde la visión de poder del imperio incaico. Me llamó la atención que la lectura del columnista haya quedado en un esquema de poderes políticos identitarios en lo territorial y dejado de lado la discusión sobre la confrontación de sistemas comunitarios y “liberales” de gobierno. ¿Estaba en su intención hacer un planteo político con esta obra, en cualquiera de los casos? Para un niño, ¿cuál cree que sería la mejor forma -tanto en clase como en el hogar- de asimilar estos temas presentes, después de la lectura?

No tuve ni tengo la intención de hacer planteamientos políticos en mis libros. La idea de “La Turquesa y el Sol” es mostrarle al joven de hoy cómo era la vida en el Imperio Incaico para dos adolescentes como Paullu y Cusi. Por otro lado es inevitable mostrar al imperio incaico como el grupo indígena dominante sin olvidarnos que fue el imperio precolombino más importante de América del sur. Un tercer factor es el énfasis que hace la novela sobre la reacción de una adolescente que proviene del oriente y que le cuesta adaptarse a la forma de vida del sistema imperial. Sin embargo, la protagonista chiriguana es una mujer valiente, llena de curiosidad por lo que ve, rebelde al sistema, que añora el sol que le recuerda a su tierra. De esa manera, el dios Sol es el elemento de unión entre el imperio y la naturaleza de los chiriguanos.

Creo que la mejor forma de asimilar los temas presentes para un niño es conociendo lo que ocurrió en el pasado, y qué mejor que hacerlo a través de una investigación seria, pero al mismo tiempo con la ficción que ofrece el relato de una novela inmersa en la diversión, magia, aventura, misterio y demás. Así nace la idea de escribir novela histórica para niños tratando de abarcar no solamente el área andina, sino también el oriente.  En la mayoría de mis obras como “La Portada Mágica”, “Trapizonda”, “La Turquesa y el Sol”, “El espejo de los sueños”, “La pluma de Miguel” y “La flauta de Plata”, la amazonía del oriente y la zona del Chaco están presentes tanto en sus culturas, en sus protagonistas y en su escenario geográfico. Así reitero que nuestra literatura infantil promueve sobre todo la diversidad cultural.

  1. ¿Con qué parámetros juzgaría el progreso de un pueblo?

No  juzgo a ninguno de los pueblos, los acepto y los respeto por lo que son.

  1. ¿Cree que hay un futuro literario en la Internet? ¿Por qué?

Personalmente, no me gusta leer a través de la pantalla de una computadora. Prefiero el contacto directo con el libro y soy una convencida de que el libro no va a desaparecer. Sin embargo, si un niño que no tiene contacto con los libros, los lee a través del Internet, bendito el Internet!!!

  1. Varios de sus textos hacen referencia al libro y al videojuego en un planteo antagónico, en el cuál el libro está vinculado a la imaginación y el video juego perdición, ¿existen elementos comunes de los que libro y video juego puedan nutriste mutua y esencialmente?

En ningún momento planteo la idea de que el video juego es una perdición. Creo que soy de las pocas personas vinculadas a la literatura que defiendo los video juegos con pasión. De ahí nace la novela “Trapizonda: un video juego para leer”. Creo que el video juego es diversión e interacción. Tendría que extenderme mucho para demostrar que hoy muchas escuelas echan mano de los video juegos para la enseñanza escolar, que el video juego ayuda a nuestros niños a resolver problemas, a reflexionar sobre el error, a comprender el concepto de la tecnología actual, etc. Se trata de un aprendizaje que se aleja de la educación tradicional. Lo comento en una ponencia que difundí en varios congresos de literatura infantil que se denomina  “Literatura infantil y video juego: el reto del milenio”, publicada en revistas educativas de Perú y Uruguay.

  1. ¿La tecnología en el ámbito educativo genera más conflictos que soluciones, o viceversa? ¿Por qué lo cree así?

Aunque no podamos creerlo la tecnología está ganando muchísimos campos en relación con la educación. Me parece imprescindible que los niños tengan el conocimiento para saber utilizarla porque de ello dependerá su fuente de trabajo en el futuro. La persona que no maneje tecnología está fuera de competencia en el campo laboral. Por otro lado, el colegio y el hogar deben saber equilibrar el contacto del niño con la tecnología y con los libros. Ni es sano un niño que está 10 horas del día enchufado a un video juego o a un computador, ni es sano el niño que se encierra en su dormitorio a leer durante 10 horas seguidas. Todo en la vida se basa en el equilibrio.

  1. ¿Reconoce algún riesgo en el consumo del video juego por parte de un niño con un bajo nivel de alfabetización? ¿Por qué?

El consumo de video juego por parte de un niño con un bajo nivel de alfabetización como de un niño alfabetizado es un riesgo cuando no hay control. El saber leer o no, no evita caer en los vicios, y jugar video juegos con desenfreno se torna en un vicio, así como está demostrado que varios niños y jóvenes padecen de enfermedades que son consecuencia de vicios como navegar por el Internet, como jugar con maquinitas, como ver televisión en exceso.